1. Introducción

Mientras que las distintas vías de recepción de los hermanos Grimm mediante traducciones al español en la península ibérica se tratan en varios capítulos del presente libro (Jordi Jané Lligé: “De los románticos a Carles Riba. Los hermanos Grimm en Cataluña”; Luis Ángel Acosta: “Los hermanos Grimm en España”; Francisco Manuel Mariño: “La recepción de los hermanos Grimm en Galicia”; Ma Teresa Cortez: “Vías y desviaciones en la recepción portuguesa de los Cuentos infantiles y del hogar. Evolución, recontextualización e integración”) esta aportación se centra en la presencia de los cuentos de los hermanos Grimm en su lengua original dentro de los primeros manuales de enseñanza de alemán utilizados en España.

Una de las maneras de seguir las huellas que deja la actividad docente es investigar sobre los materiales que se emplean en ella y en este respecto se da el curioso fenómeno de que los libros escolares o de texto no gozan del mismo prestigio y de la misma estima que otras formas de libros impresos. Hasta hace poco los libros de texto, aun siendo tradicionalmente uno de los elementos pedagógicos más relevantes de la educación reglada, estaban considerados como objetos sin valor y de carácter fungible. En España apenas existían centros dedicados a la recopilación y al estudio del material educativo, pero, en honor a la verdad, se ha de decir que en las últimas décadas ha aumentado el interés por los libros de texto y los manuales escolares antiguos. La idea básica que llevó a esta mejora fue que se debía recurrir a los instrumentos pedagógicos como fuentes para el estudio del curriculum y de los métodos de enseñanza de cada época. Pero los libros de texto también pueden ser fuente de otras informaciones: no sólo transfieren conocimientos, sino también los valores de una sociedad, y son decisivos en el proceso de trasmitir ciertas ideas de los grupos dominantes.

En este contexto no hay que olvidar que la enseñanza reglada deja sus huellas en la mente de todos, y que los libros escolares y de texto están en el habla popular, como por ejemplo en la expresión “tiene más cuento que Calleja”, que hace referencia a Saturnino Calleja Fernández (1853-1915). Éste se hizo famoso por sus colecciones de cuentos infantiles y más tarde fundó la editorial Calleja, que durante el cambio de siglo fue toda una institución en el mercado editorial de libros escolares. También se sigue utilizando la expresión “contestar por el método Ollendorff” para indicar que el diálogo entre dos políticos se reduce a que uno emite frases que nada tienen que ver con el tema que el otro pretende tratar. Es clara la referencia al sistema de enseñanza de lenguas vivas inventado por el lingüista alemán Heinrich Georg Ollendorff (1803-1862) y que fue popularizado en España por Eduardo Benot (1822-1907). “‘¿Es tu primo más alto que mi hermana?’, preguntan los periodistas. ‘No’, responde la vicepresidenta, ‘pero el jardín de mi tía es más grande que la granja de tu abuelo’”.

La investigación de la historia de la enseñanza de los idiomas modernos puede aportar valiosas informaciones no solo acerca de la metodología y otros campos más técnicos de la enseñanza de lenguas, sino también sobre otros aspectos como la historia de la construcción de la imagen de los germanohablantes y sus respectivos países a través de los manuales.

Fig. 1, Ratti (1918: 55) (Fuente: Colección BM)

 

Hay, sin embargo, otro aspecto más “político-cultural” en el interés por la historia de los manuales escolares de lengua alemana que consiste en reforzar y mejorar la posición de la cultura en lengua alemana dentro del sistema educativo público. Es decir, aportar un granito de arena para que los centros que ofertan este idioma y los profesores que lo imparten tengan más argumentos para despertar el interés por la cultura en lengua alemana en general. De este modo, puede que el últimamente tan traído y llevado Merkel-Effekt –el interés momentáneo de los jóvenes por aprender la lengua alemana– no se quede solo en tener una cualificación más, el idioma, para conseguir un trabajo en Alemania. Históricamente la enseñanza de la lengua alemana se inicia en España con un gran retraso respecto a otras lenguas europeas, como también lo sufre la historiografía de la enseñanza de este idioma. En los planes de estudio de la enseñanza reglada la presencia de las lenguas vivas se inicia en 1845 con la Ley Pidal. Frente a la lengua francesa, la presencia de la lengua alemana (e inglesa) oscila mucho en los casi 100 años que transcurren entre 1848 y el fin de la Segunda Guerra Mundial. Aun así, puede ser de cierto interés el auge que tuvo la lengua alemana como lengua científica a finales del siglo XIX y durante gran parte del siglo XX. Por otro lado, es constante la presencia de textos literarios en los manuales de lengua alemana editados en España.

 

2. Los cuentos de los Grimm en manuales de lengua alemana para españoles

Se han estudiado un total de 17 obras que incluyen algún fragmento de lectura que se adjudica a los Grimm. El tipo de obras en las que están presentes los cuentos corresponde a los métodos habituales en cada momento histórico y va desde la gramática teórico-práctica de Juan Jorge Braun (Nueva gramática alemana. Madrid 1864) hasta el libro de lecturas de Johann Rauter (Nuevo método de alemán. Deutsches Lesebuch. Barcelona 1943).

Anteriormente a Braun (1864) solamente consta la primera aparición en lengua española de los cuentos que se editó justo un año antes (en 1863) en París: en cuanto a los cuentos se relativiza, por lo tanto, la funcionalidad del “filtro francés” en el acceso a las obras de la cultura en lengua alemana. Se ha de remarcar, sin embargo, que el acceso directo es una posibilidad que se ofrece obviamente a un número muy restringido de lectores.

2.1. Tipos de textos de los Grimm en los manuales

Las obras de los Grimm están en casi todos los manuales que incluyen textos literarios alemanes y que fueron impresos en España durante el siglo casi íntegro que he estudiado. De los treinta y cinco textos que se adjudican en los manuales a los hermanos Grimm, hay una obra que no pertenece realmente a sus colecciones. Se trata de Der Kaiser und der Landmann (El emperador y el campesino), que aparece en el manual relativamente tardío de Rauter (1942: 7s) y que, de hecho, es de Johann Peter Hebel (1760-1826).

Si bien los restantes treinta y cuatro fragmentos sí son de los Grimm, también es cierto que seis de ellos en realidad son leyendas que recopilaron en su antología Deutsche Sagen (Leyendas alemanas) (DS), que apareció en dos volúmenes en 1816 y 1818 respectivamente. El interés por las leyendas está presente desde la primera obra que incluye textos de los Grimm, ya que el segundo fragmento adjudicado a ellos no es un cuento (Märchen), sino una Sage (leyenda) relativamente desconocida. Se trata de “Der Glockenguss zu Breslau” (“La fundición de la campana de Breslau”) (DS 126) que aparece en la obra de Braun (1864: 189s), en la que, sin embargo, sí pone a continuación del título entre paréntesis que se trata de una leyenda.

Una de estas Sagen, “Das Riesenspielzeug” (“El juguete gigante”) (DS 17), pertenece a la terna de las obras más reproducidas de los Grimm. Entre los seis autores que incluyen leyendas en sus obras (Braun, 1864; Araújo. 1897; Pino, 1907; Moll, 1939b; Manzanares, 1942; Valcarce, 1940) destaca Fernando Araújo [Gómez] (1857-1915), porque en su Gramática razonada histórica de la lengua alemana de 1897 incluye exclusivamente leyendas. Aparte del ya mencionado “Das Riesenspielzeug” (DS 17) están las leyendas menos conocidas “Alarich’s Grab” (“La tumba de Alarico”) (DS 2/312) y “Landgraf Ludwig” (= “Ludwig baut eine Mauer”) [“El conde Ludovico”, (= “Ludovico construye un muro”)] (DS 2/558). Llama la atención que la presencia de leyendas germánicas es mayor tanto en el inicio como en el final del periodo estudiado. No sería aventurado asociar estos dos momentos de máximo interés por las leyendas germánicas en los manuales de alemán con los años del Imperio de Guillermo II como modelo de Estado a seguir y los años de la Segunda Guerra Mundial, cuando se daba la mayor cercanía entre los dos regímenes fascistas.

2.2. Cuentos más frecuentes

El primer cuento de los Grimm que aparece en Braun (1864) es a la vez uno de los Kinder und Hausmärchen (Cuentos infantiles y del hogar) (KHM) que más se repite en el resto de las obras analizadas. “Doktor Allwissend” (“El doctor sabelotodo”) (KHM 98) aparece en un total de 4 obras entre 1864 y 1943: Braun (1864: 183s), Castroverde (1868: 538s), Ratti (1918: 74-79), Rauter (1941: 47s), pero hoy en día ya no forma parte de los cuentos más conocidos de los Grimm.

También aparece en cuatro ocasiones el cuento “Dornröschen” (“La bella durmiente”) (KHM 21) entre 1868 y 1943, es decir, su presencia en los manuales se reparte de manera muy equilibrada a lo largo de casi todo el periodo investigado: Castroverde (1868: 542-544; SG), Guasch (1914: 50ss), Ratti (1918: 110-119), Moll (1939a: 51-59).

Luego hay un grupo de tres cuentos que aparecen tres veces y son, en primer lugar, “Die Sternthaler” (“El dinero llovido del cielo”) (KHM 153) en Castroverde (1868: 518; SG), Pino (1907: 39s), Valcarce (1940: 69), seguido de “Die Bremer Stadtmusikanten” (“Los músicos de Bremen”) (KHM 27) en Ratti (1918: 80-87), Alemany (1931: 114), Moll (1939a :41-50) y finalmente “Schneewittchen” (“Blancanieves”) (KHM 53) en Ratti (1918: 2-23), Manzanares (1942: 112-113 y 119-124) y Moll (1939a: 61-78). En cuanto al reparto temporal, hay que decir que “Die Sternthaler” se encuentra durante todo el periodo – entre el inicio en Castroverde (1868 SG) y el final en Valcarce (1940) – quedando en medio la aparición en Pino (1907). Tanto “Die Bremer Stadtmusikanten” como “Schneewittchen” solamente están en la parte central y final del periodo investigado.

Cabe destacar que los cuentos tal vez más conocidos de los Grimm “Rotkäppchen” (“Caperucita roja”) (KHM 26) y sobre todo “Aschenputtel” (“La Cenicienta”) (KHM 21) están menos representados: “Rotkäppchen” solo sale en dos ocasiones, en la colección Cuentos de Grimm de Ratti (1918) y los Sechs Volksmärchen (Seis cuentos populares) de Moll (1939a), mientras que “Aschenputtel” tan solo aparece una vez en Ratti (1918). Teniendo en cuenta que los dos manuales que incluyen estos dos cuentos representativos están dedicados exclusivamente a los cuentos de Grimm –14 tiene Ratti y 6 Moll– se puede afirmar que a estos dos cuentos no se les dio la misma importancia que tienen hoy en día.

2.3. Tipos de manuales

Respecto al tipo de manuales en los que aparecen textos de los hermanos Grimm, se puede diferenciar entre 4 tipos:

  1. Manuales de enseñanza teórico-práctica en los que la primera parte está dedicada a la gramática tradicional según el modelo de las gramáticas latinas, parte que se completa con un apartado de fragmentos selectos para la aplicación de las destrezas adquiridas. En la mayoría de los casos se restringía sobre todo a la traducción directa, es decir, al método de “gramática y traducción”. Hay cinco obras de estas características: Braun (1864); Castroverde (1868); Lehmann (1865); Araújo (1897) y Guasch (1914).
  2. Manuales de enseñanza en los que los textos se integran en las distintas lecciones tanto como ejercicios de comprensión como de traducción. Se trata de los siguientes cinco manuales: Pino-Manzanares (1927); Alemany (1931); Moll (1939b); Rauter (1941) y Manzanares (1942).
  3. Antologías –llamadas Versiones, Libros de lectura, Lecturas graduadas o Ejercicios de lectura– en las que se ofrece material adicional para mejorar la comprensión lectora. Este tipo de obra está presente en cinco manuales: Versiones alemanas (Pino 1907); Cuentos de Grimm (Ratti 1918); Crestomatía alemana (Valcarce 1940); Sechs Volksmärchen (Seis cuentos populares) (Moll 1939a) y Nuevo método de alemán. Deutsches Lesebuch (Lecturas alemanas) (Rauter 1943).
  4. Versiones bilingües que ya existían a principios del siglo XX. En concreto fueron las Novelas Bilingües Hispano-Alemanas que editó en Madrid la casa editorial Hernando desde comienzos de siglo. El reclamo de esta colección de obras que confrontan la versión en lengua alemana con su traducción al español fue que servían para aprender idiomas “sin diccionario, sin gramática, casi sin trabajo”. Aparte de tres cuentos de Grimm traducidos por Luis de Navía “Die Prinzessin vom goldenen Schlosse” (“La princesa del dorado palacio”) (KHM 009), “Schneeweisschen und Rosenrot” (“Blancanieve y Rosaroja”) (KHM 161) y “Der Zaunkönig und der Bär” (“El reyezuelo y el oso”) (KHM 102) ofrecían, entre otros, textos de Schiller, Goethe y Chamisso.

A raíz del tratamiento de textos de los hermanos Grimm se observa una clara evolución en la forma de usar textos literarios en la enseñanza del idioma alemán: A finales del siglo XIX la única forma en la que se incluyen estos textos es recurriendo a la figura de fragmentos selectos, siguiendo por lo tanto el modelo de las gramáticas clásicas. Un modelo que se va perdiendo a lo largo del siglo XX entrante con la aparición de los libros de lecturas o florilegios, que conviven con otra nueva forma de tratar textos literarios: su integración en el desarrollo del temario gramatical. También conviene indicar la pronta aparición de las ediciones bilingües.

Entre los manuales examinados destacan –aparte de las Novelas Bilingües– sobre todo los libros de lecturas dedicados a un solo tema, como los cuentos de los hermanos Grimm. Ricardo Ratti-Kámeke tiene además otro manual dedicado exclusivamente a un solo autor, Goethe, en el que sigue la misma estructura básica que ya empleó en la obra dedicada a los Grimm.

 

3. Sobre los autores

La autoría de los diecisiete manuales analizados que incluyen algún texto de los Grimm corresponde a trece autores. Como uno de ellos –Bernd Lehmann– publicó en Frankfurt una adaptación del método Ollendorf para los españoles y otro impreso corresponde a un proyecto editorial –Novelas Bilingües de la casa Hernando–, quedan 11 autores afincados en España, que ejercen a la vez de profesores de lengua alemana.

Seis de ellos eran de nacionalidad española y pertenecían al profesorado de la enseñanza pública como catedráticos de institutos de enseñanza secundaria, y son Carlos Fernández de Castroverde en Barcelona, Fernando Araújo [Gómez] (1857- 1915) en Salamanca, Manuel del Pino [González] en Madrid, Manuel Manzanares Sampelayo en Madrid, Emilio [y Bolufer] (1884-¿?) en Gijón, Francisco de Borja Moll [Casanova] (1903-1991) en Palma de Mallorca. Si este último, Moll, era un reconocido filólogo y miembro de la Real Academia Española de la Lengua, también tenían cierto renombre como filólogos Fernando Araújo y Emilio Alemany. Aunque sería interesante, no se puede comentar en esta publicación la polémica sobre los libros de texto de su asignatura que, según ciertas opiniones, los catedráticos imponían a un mercado cautivo.

Los cinco autores restantes ejercían la docencia en la enseñanza privada y 4 de ellos eran religiosos. Dos de ellos procedían de países de habla alemana: Johann Georg Braun nació en 1828 en el Allgäu, ejerció de profesor de lengua alemana, entre otros lugares del mundo, en Barcelona y San Lorenzo del Escorial, y murió en España alrededor de 1875; Johann Rauter Schurian era un jesuita de procedencia austriaca afincado en Barcelona. Los otros dos restantes eran sacerdotes españoles, de los cuales el más conocido es el ibicenco Antonio Guasch [i Bufí] (1879-1965), que es considerado el fundador de los estudios del guaraní, mientras que el agustino Francisco Valcarce [García] (1893-1967) enseñó alemán en el Colegio del Buen Consejo de Madrid. El quinto autor es un berlinés, Richard Ratti (1873-1945), que se había establecido en Barcelona alrededor de 1908, donde fundó una Academia de Lenguas empleando el apellido Richard Ratti- Kámeke, que compone de los de su padre y madre conforme a la norma española. Fue autor de un gran número de manuales de enseñanza de idiomas, que reunía en la Biblioteca Ratti. Aparte de métodos de Fachsprache (lengua específica) del alemán incluía métodos del francés, inglés y hasta del japonés.

 

4. Ediciones llamativas

 

Fig. 2 (Ratti, 1918; Fuente: Colección BM)

Fig. 3 (Moll, 1939a; Fuente: Colección BM)

Sin duda es un placer visual contemplar la esmerada presentación que gracias a los dibujos de A. Vizuete ha conseguido Ricardo Ratti-Kámeke para los catorce cuentos que incluye en su libro. Cada cuento tiene un gran número de notas lexicológicas, gramaticales y etimológicas que se distribuyen en las páginas opuestas. Como en otros manuales de la Biblioteca Ratti destinados a la enseñanza del alemán como Fachsprache (lengua específica) (Marizzi, 2012a), estas glosas son muy prolijas, pero no permiten discernir un sistema que siga una didactización progresiva en cuanto a la enseñanza del alemán. Llama la atención que Ratti ofrece textos tanto en letra gótica como en letra latina.

Otra de las ediciones destacadas de los cuentos de Grimm es la antología Sechs Volksmärchen. Textos de traducción alemana (Seis cuentos populares) (Moll 1939a). Hay que destacar que la obra lleva el título en alemán, señal de una pretendida cercanía a la cultura alemana, lo que también se ve reflejado en el hecho de que la segunda edición de 1943 todavía siga en letra gótica alemana cuando esta tipografía había sido prohibida en la Alemania Nazi ya en 1941.

 Como Ratti (1918), también Moll (1939a) incluye anotaciones a los Cuentos de los Grimm, pero entre las dos ediciones hay ciertas diferencias. Moll sitúa sus notas al final del texto y no como Ratti en la página opuesta al texto. En general, Moll emplea un criterio más filológico, por lo que su labor no se reduce, como en el caso de Ratti, a poner las equivalencias léxicas, sino que explica construcciones completas y entra en cuestiones de gramática y ortografía, estableciendo además referencias entre los distintos cuentos.

Respecto a la edición de los cuentos que utilizaron Ratti y Moll, es ilustrativo un análisis del caso de “Rotkäppchen”: Moll (1939a: 31) sigue el texto original de la sexta y séptima edición, de 1850 y 1857 respectivamente: “[…] camina muy juiciosa y no te apartes del camino, […] y cuando entres en la habitación […] no andes curioseando por todas las esquinas”. Frente a ello, la versión de Ratti (1918: 103) procede de la edición anterior, la quinta, de 1843: “Pero pórtate bien y no andes en seguida curioseando por todas las esquinas cuando entres en la habitación […] También anda como se debe y no te apartes del camino […]”.

También es ilustrativa la comparación del trato que Ratti y Moll dan a ciertas formas anticuadas del alemán que aparecen en los cuentos, como es en “Rotkäppchen” el caso del sustantivo Dirne, cuyo significado, como se sabe, ha variado diacrónicamente. Ambos autores indican en una nota esta circunstancia, Ratti (1918: 102) dice: “El término Dirne no se usa ya en el lenguaje moderno” y Moll (1939a: 37) apunta: “Dirne (anticuado) muchacha”, pero ninguno de los dos da el significado entonces actual de la palabra (prostituta), seguramente debido al falso pudor que reinaba en aquellos tiempos.

 

5. Tipos de imprenta

En el uso de los caracteres tipográficos, todos los manuales siguen la pauta de la biscriptualidad alemana que se mantenía hasta mediados del siglo pasado. Sobre todo hasta finales del siglo XIX se utilizaban en el ámbito cultural alemán distintos tipos de letras conforme al idioma que se estaba empleando, letra gótica para palabras en alemán y letra latina para palabras no-alemanas. En las gramáticas del alemán hechas en España se seguía mayoritariamente esta Zweischriftigkeit (biscriptualidad) hasta finales del siglo XIX, mientras que entre 1900 y 1941 va aumentando ligeramente el uso de la letra latina. Ratti (1918), por ejemplo, es representativo para esta situación y en 1918 emplea en su colección de cuentos de los Grimm la letra gótica (Fraktur) en un 65% de los cuentos y en los restantes 35% la letra latina.

Se puede considerar significativo para la interpretación de los cuentos como expresión del carácter nacional alemán el hecho de que todavía en 1943 Moll imprime la segunda edición de sus Sechs Volksmärchen [Seis cuentos populares] íntegramente en gótica, a pesar de que el uso de la Fraktur había sido prohibido en 1941 y que la tendencia iba en contra del uso de esta letra alemana que, de hecho, hoy en día está en completo desuso.

Contrariamente a los libros actuales ricamente ilustrados, donde los cuentos como género de texto están dedicados a niños, en los manuales anteriores a 1960 no aparecen en ningún caso, salvo en dos ocasiones, dibujos o ilustraciones de ningún tipo. Una es la ya mencionada antología Ratti (1918) y la otra la crestomatía de Valcarce (1940), pero en esta última no aparecen escenas de los cuentos, sino un retrato de los dos hermanos Grimm.

 

Fig: 4, Valcarce (1940: 64) (Fuente: Colección BM)

 

6. Didactización habitual

Los textos de los cuentos y de las leyendas suelen reproducirse íntegramente siguiendo en la mayoría de los casos la edición definitiva de los Cuentos infantiles y del hogar o la única edición de las Leyendas, y los recopiladores no suelen introducir cambios en el texto original para facilitar la comprensión. Desde el inicio se añaden aclaraciones sobre el léxico y en la gran mayoría de los casos se recurre al sistema de gramática y traducción: El manual suministra entre paréntesis a continuación de la palabra considerada difícil un vocabulario específico, de modo que en forma de ecuaciones léxicas se produzca la comprensión de los pasajes que el recopilador considera complicados. Este sistema se ve relevado, desde inicios del siglo XIX, por el sistema de notas a pie de página. Cierto progreso se observa en los ya mencionados ejercicios de lectura alemana de los cuentos de Ratti (1818) y Moll (1939a), donde se incluyen explicaciones gramaticales.

Solamente en los libros de los años 40 del siglo pasado se denota que los textos de los Grimm se relacionan con temas gramaticales que tienen que ver con estructuras que salen en los textos (p. e. Manzanares (1942: 112, 119 y 121)). En este sentido se aprecia un considerable aumento en la didactización que se aleja del mero cuidado de la parte léxica, como ya se vio en las diferencias entre los manuales de Ratti 1918 y Moll 1939a. También cabe destacar el caso único de traducción inversa español-alemán de la historia de Blancanieves que incluye Manzanares (1942: 178s.) entre sus recursos didácticos.

 

7. Conclusión

Los cuentos de los Grimm están presentes en España en manuales de lengua alemana desde 1864, solamente un año después de su primera presentación en lengua española en 1863 en París.

Las distintas formas de integrar los cuentos de los Grimm en las gramáticas y manuales de lengua alemana en España reflejan también la evolución de este género entre la segunda mitad del siglo XIX y los años 40 del pasado.

Los cuentos y obras de los hermanos Grimm están bien representados en este tipo de textos en España. Suelen estar reproducidos de manera íntegra, sin presentar grandes cambios o adaptaciones introducidos por los autores de los manuales. El uso de textos literarios para la enseñanza de idiomas cambia su configuración a lo largo del periodo estudiado, como también se aprecian grandes cambios en la presentación tipográfica.

Llama la atención que los textos que salen con más frecuencia no se ajustan plenamente a la preferencia moderna, fuertemente marcada por las producciones norteamericanas.

Imagen de cabecera: ilustración de George Cruikshank para Aschenputtel de los hermanos Grimm.